- Lápiz y papel.
En primer lugar, no se deje agobiar por preocupaciones futuras escribiendo todo lo que tiene que hacer mañana. Una vez haya hecho una lista de todas las cosas, marque una clara linea de trabajo. Ordene su escritorio o espacio de trabajo y quite todas las cosas que pueda. Junte todas las cosas restantes de su escritorio en un montón ordenado y ponga su lista de tareas boca abajo encima. Con el dedo índice de la mano con la que escribe, marque la lista con el símbolo Jara , runa de la finalización. Dígase a sí mismo "Esto está acabado, el día ha terminado y ahora está cerrado". Si usted trabaja con máquinas u ordenadores, apáguelos y haga lo mismo.
Cambiando de enfoque
Descargue su mente de todo lo relativo al trabajo y condúzcala en otra dirección. Si tiene dificultades para desconectar del trabajo, pruebe a realizar el siguiente ritual.
NECESITARÁ:
- Algo que simbolice el trabajo (una tarjeta de visita o algo que usted utilice en su trabajo).
- Algo que simbolice la tarde que se avecina (quizá una foto de su familia o algún objeto que le recuerde que es hora de divertirse).
- Un trozo de cinta (roja si desea una tarde animada, o azul si prefiere que sea tranquila).
Encienda una vela si es posible, si no, haga un par de inspiraciones profundas para relajarse y centrar su mente. Tome el símbolo del trabajo con su mano izquierda y con la derecha su símbolo para la tarde. Sujete su frente con ambas manos durante unos minutos mientras piensa en su vida laboral y en su vida familiar y el equilibrio entre ambas. Relájese y ponga las manos sobre el escritorio. Abra su mano izquierda y mire su símbolo del trabajo. Piense retrospectivamente sobre su jornada y escoja dos cosas positivas que hayan sucedido. Dé las gracias por estas dos cosas y luego, mentalmente, libérelas y déjelas ir. O bien coloque su símbolo del trabajo boca abajo sobre el escritorio para significar que está terminado o métalo en un cajón. Abra ahora su mano derecha para mostrar el símbolo de la tarde o noche. Mírelo mientras piensa en todo aquello de lo que va a disfrutar. Elija dos cosas positivas que desea que ocurran y luego, mentalmente, libérelas también y déjelas ir. Enrolle la cinta alrededor de su símbolo para la tarde-noche y lléveselo a casa.
Recuperar la cordura- Una imagen del cuerpo humano aproximadamente de tamaña DIN A4 (puede ser un dibujo o una fotografía grande). Dibuje un corazón rojo en medio del pecho antes de comenzar.
- Unas tijeras.
- Siete velas.
- Papel o una cartulina y pegamento.
- Un rotulador dorado.
Coloque ante usted las siete velas formando un semicirculo, dejando un espacio para poder trabajar. Encienda la primera vela y corte la imagen en seis trozos de manera que tenga:
- Pies y piernas.
- La parte inferior del cuerpo hasta la cintura.
- El pecho con el corazón.
- Garganta y boca.
- El resto de la cabeza.
- Manos y brazos (estos pueden ocupar dos trozos dependiendo de la imagen).
Mezcle los trozos obtenidos de manera que queden esparcidos y desordenados. Reflexione sobre sus sentimientos de dispersión y desorden y prométase volver a la armonía e integración. Busque el trozo correspondiente a los pies y piernas y encienda la segunda vela. ¿Siente que sus piernas son fuertes, o acaso débiles y cansadas? ¿Se siente dueño de sus propios pies? ¿Puede dar pasos hacia adelante o se siente encadenado? ¿Está siguiendo un camino que usted mismo ha elegido? Tal vez quiera anotar sus reacciones a éstas y futuras preguntas, pero utilice el tiempo sobre todo para reflexionar serenamente. Pegue los pies y las piernas cerca de la parte inferior de la hoja o cartulina. A continuación busque el trozo correspondiente a la parte inferior del cuerpo y encienda la tercera vela. ¿Qué sensaciones percibe en el abdomen: relajación o acaso tiene un nudo en el estómago debido a la ansiedad? Tradicionalmente se considera que en el estómago residen la valentía y la voluntad. ¿Es fuerte su estómago? ¿Confía en las sensaciones que este le envía? Reflexione durante un momento y luego añada este trozo al de las piernas y pies. Tome el trozo correspondiente al corazón y encienda la cuarta vela. ¿Es usted alegre o poco entusiasta? ¿Tiene usted el corazón abierto? ¿Pone el corazón en su trabajo o trabaja sin pasión? Reflexione sobre esto y luego añada este trozo a los demás, reconstruyendo gradualmente un ser humano completo. Busque el trozo correspondiente a la garganta y la boca. Encienda la quinta vela y piense acerca de su lugar de trabajo. ¿Usted se comunica con claridad allí? ¿Puede hablar con propiedad? ¿Tiene usted voz? ¿Puede expresarse? Reflexione sobre todo ello durante unos instantes y luego añada también este trozo a la imagen. Tome el trozo correspondiente al resto de la cabeza y encienda la sexta vela. ¿Cómo es su propia cabeza? Usted tiene un cerebro, ojos y oidos. ¿Qué impresión le causa su propia mente? ¿Está seguro de conocerla? ¿O acaso le están lavando el cerebro? ¿Es usted abierto de mente? ¿Tiene usted un punto de vista amplio sobre las cosas, o se siente constreñido por una visión estrecha de ellas? ¿Tiene usted su propia visión de las cosas? ¿Es usted visible? Reflexione durante unos minutos sobre estas cuestiones y luego añada este trozo a la figura que está ya prácticamente completa. Finalmente tome el trozo (o trozos) correpondiente a las manos y brazos y encienda la última vela. ¿Cómo siente habitualmente sus propias manos y brazos? ¿Es usted generoso o tacaño? ¿Tiene las manos libres y un tacto suave, o tiene las manos atadas? ¿Puede usted moldear su propio futuro, crear us propio lugar en el mundo? ¿Necesita más libertad de acción? ¿Puede hacerse cargo de sus responsabilidades? Reflexione al respecto antes de añadir este último trozo a la figura. Marque la silueta del cuerpo con el rotulador dorado, unificando e integrando todas las partes. Si ciertas zonas tienen una implicación particular para usted, coloréelas con el rotulador. Si, por ejemplo, considera que su voz no es escuchada, pinte la boca. Apague las velas y coloque la figura en un lugar donde pueda verla.
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