

Disponga un altar discreto y sencillo, que incite a la meditación, que refleje la estación en la que estamos. Utilice una tela blanca e incluya docenas de pequeñas velas blancas o luces de noche de color plateado o blanco para simbolizar el primer regreso de la luz al mundo. Si encuentra las primera flores primaverales, como los azafranes de primavera o campanillas de invierno, añádalas también. Si lo desea, esparza estrellas plateadas por el altar para reflejar diminutos puntos de luz. Ponga por escrito sus esperanzas en pequeños trozos de papel y colóquelos entre las velas. Luego, tras haber deshecho el altar, entiérrelos con agradecimiento en la tierra que comienza a despertar.
Purificación. Purifique su mente y su cuerpo para que estén preparados para absorber la primavera que se avecina. Comience el día tomándose un vaso de agua caliente con zumo de limón, y continue bebiendo agua caliente a intervalos regulares a lo largo del día para depurar su cuerpo. Haga ejercicios de medidtación o suaves estiramientos durante veinte o treinta. Haga descansos regulares de unos cinco minutos durante el transcurso del día para visualizar cómo el aliento vital y la luz entran en usted y cómo salen de la oscuridad y las toxinas. Ingiera aimentos de colores claros: arroz, pescado blanco o pollo, frutas y verduras claras y yougurt natural. Deles sabor empleando vainilla o limón. Si usted come a la luz de la velas, levante la comida y bebida hacia la luz y visualice cómo la energía de la llama fluye hacia ellas. Dé un paseo a pie o en bicicleta por la mañana o a la hora de comer y busque las pequeñas señales del despertar de la vida: los primeros brotes en la tierra, el canto de un pájaro, los primeros capullos en proceso de formación. Por la tarde o noche, tome un baño purificador. Eche un puñado de sal al agua, encienda las velas alrededor de la bañera y relájese. Visualice la sal extrayendo suavemente a través de su piel las toxinas de su cuerpo. Haga una inspiración y al exhalar visualice cómo expulsa de su cuerpo los bloqueos, desechos y toxinas. Inspire profundamente, como queriendo llevar su respiración hasta el cerebro y visualice cómo sus pensamientos y recuerdos oscuros también son expulsados, dejando su mente despejada y limpia. Ritual del Imbolc
De la misma manera que el hielo se derrite en el mundo real, derrita cualquier hielo que persista en su corazón con la ayuda de este ritual.
NECESTARÁ:
- Una vela blanca y algo con lo que hacer una inscripción sobre ella
- Una cubeta con trozos de hielo (si está nevando o hay nieve en el exterior, utilícelo)
- Un tiesto con flores de primavera (narcisos, jacintos o azafranes de primavera), preferiblemente aún con brotes o a punto de florecer.
Inscriba la runa Isa,
que simboliza un carámbano de hielo. Encienda la vela y siéntese cómoda y tranquilamente mientras la llama consume la runa y el hielo de derrite. Mientras esto ocurre, intente visualizar cómo se derrite toda la frialdad y oscuridad del invierno en su interior como la nieve al contacto con los rayos del sol. Visualice cómo se derrite, y desaparece también cualquier frialdad que hay en su vida. Sienta como fluye la nueva vida hacia usted, despertando la esperanza y la fe en su interior. Envíe rayos de luz a todas las personas que conozca. Una vez que se haya derretido el hielo, vuelque el agua resultante en el tiesto con flores. Cuide y vea cómo florece esta planta.
Fuente: Rituales para cada día



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